Cuando me mandaron a hacer este informe, por un lado me dio algo de bronca y ustedes se van a preguntar porque. Porque me considero amante del cine argentino y no conocer a Carlos Carella me molestó. No por una directiva de que el tema en cuestión sea él, sino porque es curioso que entre tantos grandes actores de su época, como Federico Luppi, Héctor Alterio, Julio de Grazia y otros tantos, no lo haya conocido antes. Aun en todo el derecho que la brecha generacional me da.

Mediante algunos testimonios pude conocer sin tener frente a mí a una persona maravillosa que siempre se preocupaba por el otro y que fue vital para la conquista de muchos derechos para los actores. Alguien que tenía valores y convicciones que respetaba sin dudar.

La esposa de Carlos, Perla, el actor de teatro Norberto Gonzalo, la secretaria de cultura Constanza Amaral y la secretaria de presidencia de la Asociación Argentina de Actores Marcela Filonía me ayudaron a conocer cosas del negro que jamás habría encontrado en otros lados.

Estoy contento, porque así como yo lo conocí, muchos van a poder enterarse quien fue, que hizo y porque es tan importante en el ámbito actoral de nuestro país. Eso me reconforta y me motiva a seguir trabajando para el día de mañana ejercer esta profesión con gusto y orgullo.

                                                                  Edelmiro Balmaceda